miércoles, 16 de noviembre de 2011

Erótica, ¿donde estas? por Cecilia Hemming

Rodin erótico

Erótica se escribe entre líneas, entre los pliegues del olfato y los pelitos de la nariz. Ahí donde no se puede distinguir entre órgano y sensación, o entre superficie y centro nervioso.
Escribo porque tengo esta libreta vacía, sólo por eso. Para hacerle honor al chico que me la vendió, a quien se la baje a la mitad, luego de darle una lección de moral comercial. Fue solo una estrategia para reconocernos como iguales. El en su pobreza y yo en mi mezquindad. Dos mierdas. Cada uno viéndonos, apreciándonos. Eso será también erotismo.

Agradezco también el sacapuntas que hoy robe de la escuela pública y poco erótica.
La chica de la barra tan ortiva que se mostraba, ahora ríe. Es su estrategia, las estrategias son o bien políticas o bien eróticas o bien ambas. Tercero incluido.

Hoy hice un sillón con el cuerpo de un desconocido, no la estoy falseando, era un ejercicio medio idiota por desconcierto. Él hizo un sillón conmigo a su vez. Y cada uno al sentarse se apoyo en las tetas y en las bolas alternativamente. Luego hablamos de las convenciones como limites para manipular los cuerpos. El le llamo el sexismo del cuerpo. Eso no es erotismo. Decir que es y que no es, ¿es hacer un mapa? Sospecho que estoy reduciéndome al catalogo.

El erotismo es sutil, es apenas palpable, donde se pone denso, espeso, rustico, se desvanece. La dinámica es otra dimensión del erotismo. El estimulo por mas agradable, disruptivo, movilizante no puede permanecer, debe huir.

Es la piel descomponiéndose de si misma para ser no piel. Es el material volviéndose sonido, o lo que podríamos tocar pero al hacerlo se hace liquido y se sustrae al agarre.
Lo erótico se nutre de la distancia. Esta corrido del sitio esperado. Pero debe manipular su distanciamiento para no tornarse ni grotesco, ni tan lejano como intocable.

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